Nacido como respuesta a los límites de la razón ilustrada, el Romanticismo exploró un nuevo territorio: el de las emociones intensas, la naturaleza indomable y la experiencia personal como verdad. Más que un estilo, fue una declaración: sentir es tan válido como pensar.
Hoy, sus paisajes tormentosos, cielos agitados y escenas cargadas de simbolismo siguen tocando una fibra esencial. Obras que no solo decoran, sino que conmueven, perfectas para quienes buscan una conexión más profunda con el arte y su espacio.